La Procesión de Santiago Apóstol en Castilleja de la Cuesta

Cada 25 de julio, al caer la tarde, Castilleja de la Cuesta se detiene. El pueblo se viste de gala, las calles se llenan de vecinos y devotos, y el corazón late al ritmo de las cornetas. Es el día del patrón, Santiago Apóstol, y su procesión representa uno de los momentos más esperados del año en esta localidad sevillana.

Una imagen que impone respeto y fervor

La imagen de Santiago Apóstol a caballo, en su tradicional iconografía de Santiago Matamoros, parte desde la iglesia parroquial que lleva su nombre tras la celebración de la Solemne Función Principal. A eso de las 21:30 horas, la plaza de Santiago se llena de vítores, incienso y devoción popular para recibir al Patrón.

Sobre un paso sobrio y elegante, el Apóstol recorre el pueblo acompañado por numerosos fieles y hermanos de la corporación. Las andas son portadas por costaleros que lo mecen con precisión mientras la música lo envuelve todo.

Un recorrido que recorre el corazón del pueblo

La procesión sigue un itinerario relativamente breve pero muy simbólico. Parte de la Plaza de Santiago y transita por calles como Hernán Cortés, Real, Manuel García Junco, Enmedio y Lepanto, regresando finalmente a la plaza. Son calles estrechas, llenas de vecinos en los balcones, faroles encendidos y banderas rojiblancas, los colores de la Hermandad.

Sonido, fe y comunidad

El acompañamiento musical corre a cargo de la Banda de Cornetas y Tambores “Santísimo Cristo de los Remedios”, de la propia hermandad, que interpreta marchas con fuerza y solemnidad, marcando el paso del cortejo con firmeza. La música, unida al recogimiento de los asistentes, genera una atmósfera única, en la que la tradición y la fe popular se funden con naturalidad.

Una noche para el recuerdo

La recogida de la imagen, ya avanzada la noche, es uno de los momentos más emotivos. Santiago entra de nuevo en su templo entre aplausos, lágrimas, saetas espontáneas y una última lluvia de pétalos. El pueblo le despide con respeto y con la certeza de haber vivido, un año más, una cita marcada por la identidad, la historia y la devoción compartida.

Redacción
Fotografías: Christian Neyra

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