Crónica de la Coronación Canónica de María Santísima del Rocío

Este fin de semana, Sevilla ha vivido una de esas jornadas que quedan para siempre en la memoria cofrade: la Coronación Canónica de María Santísima del Rocío, titular de la Hermandad de la Redención. Un sueño largamente esperado que se ha hecho realidad entre oraciones, aplausos, lágrimas y un inmenso amor a la Virgen.

Un camino de años que culmina en la Catedral

La idea de coronar canónicamente a la Virgen del Rocío de la Redención no es nueva: la hermandad llevaba años trabajando en ello, vinculándolo además a la reapertura de su sede, la iglesia de Santiago, tras una restauración arqueológica y estructural muy importante. Fue en octubre de 2024 cuando se anunció oficialmente la concesión del decreto por parte del arzobispo.

Para preparar este gran acontecimiento, la hermandad organizó un completísimo programa de cultos y actos:

El sábado 29 de junio, la Virgen fue trasladada en andas desde Santiago a la Iglesia del Divino Salvador. Fue una tarde llena de emoción, con la Banda de la Cruz Roja acompañando y una multitud de hermanos y devotos que cubrían las calles.

El domingo 30 de junio, tuvo lugar un besamanos extraordinario y el pregón de la coronación, a cargo de Angelita Yruela, hermana de la corporación y reconocida saetera. Fue un pregón íntimo y sentido, lleno de vivencias personales.

Del 1 al 3 de julio, se celebró el triduo solemne en el Salvador. Tres días de oración, predicación y canto que reforzaron la espiritualidad de la hermandad y reunieron a cientos de fieles.

Traslado histórico a la Catedral

El viernes 4 de julio fue una de las grandes fechas para la historia de la hermandad. Tras el último día del triduo, la Virgen salió del Salvador y emprendió su traslado a la Santa Iglesia Catedral.

El cortejo recorrió un itinerario muy céntrico y monumental: Álvarez Quintero, Francisco Bruna, la Plaza de San Francisco, Hernando Colón, Alemanes y la Puerta del Perdón. La entrada en la Catedral a las 23:10 h fue emocionante, con un público que no dejó de aplaudir y rezar, iluminando con móviles y velas el paso de la Virgen.

Fue un traslado sobrio pero muy cuidado, con la Banda de la Cruz Roja interpretando marchas clásicas y la Agrupación Musical Infantil María Santísima del Rocío abriendo paso.

El gran día: la misa de coronación

El sábado 5 de julio, a las 11:00 de la mañana, comenzó la misa estacional en el trascoro de la Catedral. Las obras en el Altar del Jubileo obligaron a ubicar allí el altar, lo que dio un aire muy sevillano e íntimo a la ceremonia.

La Catedral estaba llena de fieles, hermanos, representaciones de otras hermandades y autoridades civiles y eclesiásticas. Participaron hasta cinco coros rocieros de Sevilla y la Hermandad Matriz de Almonte, dando un toque netamente rociero a la liturgia.

En su homilía, el arzobispo José Ángel Saiz Meneses habló de la importancia de la devoción popular y de cómo la coronación es el reconocimiento oficial a una fe viva y creciente, capaz de atraer a los jóvenes y de comprometerse socialmente. Recordó especialmente la labor caritativa de la hermandad con entidades como Autismo Sevilla.

El momento más esperado llegó a las 11:42 h. Monseñor Saiz tomó la nueva corona y la impuso sobre las sienes de la Virgen del Rocío mientras sonaban “La Procesión del Rocío” de Turina y el “Aleluya” de Haendel. Aplausos, lágrimas y emoción desbordada llenaron la Catedral.

Una corona cargada de simbolismo

La nueva corona no es solo una obra de orfebrería: es un verdadero catecismo visual. Diseñada por José Delgado y ejecutada en el taller de Jesús Domínguez, está llena de referencias pentecostales: la paloma del Espíritu Santo, llamas de fuego, doce secciones para los Apóstoles.

El canasto incorpora azucenas, escudos pontificio, arzobispal y de la hermandad. La cruz central luce amatistas y turquesas evocando el Camino de Santiago. En el reverso del resplandor se han grabado letanías lauretanas. Una obra de arte al servicio de la fe.

La procesión de regreso: una noche para la historia

Si la coronación en la Catedral fue el corazón de la celebración, la procesión de regreso fue el alma popular.

A las 20:30 h del sábado, la Virgen del Rocío salió en su paso de palio por la Puerta de San Miguel de la Catedral. Fue un recorrido larguísimo y emotivo que duró más de siete horas, pasando por la Avenida de la Constitución, Plaza Nueva, Granada, Salvador, Cuna, Laraña y muchas otras calles llenas de público.

Hubo pétalos, saetas, rezos, aplausos y miles de fotos para el recuerdo. La Banda de la Cruz Roja interpretó un repertorio escogido y solemne, mientras los costaleros mecían el palio con enorme elegancia.

Ya en la madrugada del domingo, sobre las 3:45–4:00 h, la Virgen regresó a la iglesia de Santiago, su casa. Fue recibida con vivas, lágrimas y campanas al vuelo.

Más que un reconocimiento: un compromiso

La Coronación Canónica de María Santísima del Rocío no es solo un título o una ceremonia espectacular. Es el reconocimiento oficial de una devoción intensa y creciente, que ha sabido fusionar la esencia rociera con la Semana Santa.

La hermandad de la Redención ha demostrado madurez, compromiso social y un gran sentido pastoral. De los apenas 80 nazarenos con que contaba en 1955 ha pasado a más de 5.000 hermanos, y ha reforzado su obra caritativa, especialmente con Autismo Sevilla.

Esta coronación ha sido un antes y un después: un regalo para Sevilla entera, que ha respondido con devoción, alegría y unidad.

Así cierra la ciudad una página histórica que quedará escrita para siempre en la memoria cofrade. Y con la corona en sus sienes, María Santísima del Rocío seguirá siendo el faro de fe, esperanza y caridad que ilumina a su hermandad y a toda Sevilla.

Fotografías: Christian Morillo